...Qué distinta experiencia se tiene cuando se mira al suelo o a las estrellas. Todos necesitamos encontrar referencias que para nosotros tengan verdadero sentido y que nos llenen de ilusión en nuestro día a día.
Donde no hay dirección hay deriva, y de la deriva sólo pueden surgir la frustración y la pérdida de oportunidades. Todos sabemos que, «para el marino que no sabe adónde va, ningún viento es favorable». Cuando sólo nos enfocamos en lo negativo, vamos a la deriva y a merced de «vientos» nada propicios. Por eso, damos un primer paso cuando nos des-hacemos de esa carga que limita nuestra modalidad. En esta línea me gustaría proponer algo:
Se acabó el echar la culpa a las circunstancias externas, porque para lo único que sirve es para llenarnos de ira y de resentimiento. Hay que enfocarse no sólo en lo que hay, sino, y sobre todo, en lo que todos juntos podemos hacer con lo que hay. No podemos seguir levantándonos sin ganas, como simples zombis que no viven, sino que sólo sobreviven. Si no recibimos el nuevo día con entusiasmo, estamos
perdiendo la ocasión de experimentar una vida mucho más plena y de inspirar a otros con nuestro ejemplo.
Tengo un buen amigo que colabora en una obra social en una isla que pertenece a Mozambique. Mi amigo estaba impresionado con dos cosas. La primera era el número de personas que enfermaban y morían por la malaria y por el sida. La segunda, el nivel de alegría que transmitían los habitantes de ese lugar tan pobre. En una ocasión, mi amigo le preguntó a uno de aquellos mozambiqueños:
—Dime, ¿cómo es posible que se os vea tan alegres cuando estáis sometidos a tantas calamidades?
La respuesta de aquel hombre fue contundente y sin duda da que pensar.
—Porque para nosotros, Juanjo, cada día que nos despertamos es porque seguimos vivos y eso para nosotros es una celebración.
Sería de verdaderos ignorantes no reconocer que la vida nos impone duras pruebas y que parece como si a veces quisiera que aprendiéramos complicadas lecciones. Sin em-embargo, todos nosotros, sin excepción alguna, podemos entrenarnos para aumentar y mejorar nuestra fortaleza mental y emocional. Este es un entrenamiento imprescindible para desplegar lo mejor que hay dentro de nosotros, sobre todo en momentos de incertidumbre y cambio, en los que muchas veces nos sentimos acosados e inquietos. Es un entrenamiento que nos va a permitir conectar con nuestra esencia más profunda, que es de donde puede emanar esa fortaleza mental y emocional tan necesaria cuando estamos sumergidos en la confusión y el desconcierto.
Nosotros tal vez no podamos muchas veces cambiar lo que nos pasa, pero lo que sí podemos hacer es cambiar la manera en la que nos relacionamos con eso que nos pasa. En esto podría radicar la clave para tener una experiencia radicalmente diferente frente a lo que nos está ocurriendo en cada momento. Ahora bien, tenemos que ser muy honestos con nosotros mismos, ya que quien quiera ser señor de sus propios estados de ánimo ha de estar dispuesto a entrenarse continuamente. No olvidemos que el precio de la libertad es la eterna vigilancia.
Todo entrenamiento, sea en fortaleza fisica, mental o emocional, para que sea efectivo, no puede hacerse con desgana, como si fuera una obligación, porque entonces se abandonará ante la primera dificultad que tenga cierta envergadura. (Del libro "Ahora Yo" - Mario Alonso Puig)